El niño se encuentra en una etapa muy importante de estructuración de la lengua.
Desde la cuna, paulatinamente, va construyendo el lenguaje que expresa, en primer lugar, sus necesidades.
Así como el juguete es conocido por el bebé a partir de ser chupado, manipulado, golpeado, oído, etc., las palabras también son juguetes cuando el bebé las oye y luego las repite con sus posibilidades fónicas.
Cuando el niño aprende el vocabulario de su lengua materna, se complace en experimentar con ese patrimonio por su sentido, para gozar del placer del ritmo y de la rima.
Toda actividad de animación de la lectura debe permitir a los chicos comprender, gozar y reflexionar mejor sobre ese texto. Si nos atrevemos a jugar con él, probablemente despertaremos el interés necesario para que los chicos deseen volver a escuchar otros y aún deseen leerlos ellos mismos.
Jardín del Tiempo.-